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La dura cuesta para negociar el salario mínimo de 2021

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Este año la negociación del salario mínimo será muy compleja, pero resultará crucial para generar empleo. Es hora de cambiar el libreto.

Con un desempleo del 16,8 por ciento en agosto, una inflación que podría quedar por debajo de 2,5 por ciento este año debido a la fuerte recesión y un desplome de la productividad por culpa de la pandemia, la negociación del salario mínimo para 2021 será la más compleja de los últimos años.

Esto quedó en claro esta semana, cuando la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) lanzó su propuesta de aumento del mínimo para 2021. Pide 15 por ciento para “compensar la pérdida de poder adquisitivo que ha traído la crisis sobre los hogares y para poner plata en los bolsillos de los colombianos de cara a la reactivación”.

De inmediato los empresarios protestaron. Calificaron de utópica la exigencia porque las empresas han sentido el impacto de la pandemia en sus costos y ventas. Creen que el aumento debe estar más por el lado de la inflación, que este año cerraría alrededor del 2 al 2,5 por ciento.

10/31/2020

Centros de investigación económica como Fedesarrollocoinciden en este punto para no aumentar los costos laborales en momentos en que el desempleo está disparado. Consideran que este año aplicar la fórmula que dicta la ley de inflación más productividad resultaría demasiado costoso. En un contexto de recesión, plantean que el salario mínimo debería incluso bajar. Esto muestra qué tan lejos están hoy las posiciones.

Para Julio Roberto Gómez, presidente de la CGT, la pandemia no puede servir de excusa para congelar el salario o de pretexto para mantenerlo lejos del mínimo vital. “Si la economía va bien, dicen que hay que cuidarla y ahora que va mal les piden a los trabajadores el mayor esfuerzo”, dice. Pone de ejemplo a los países desarrollados, con mercados internos fuertes y gente con buena capacidad de compra, pues cree que solo es posible combatir la pobreza con empleo y salarios decentes. Por eso insiste en que este año, más que nunca, hay que pensar en la gente.

Pero en el lado empresarial algunos temen que ideas como esas solo beneficien a unos pocos. Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, cree que la propuesta de las centrales obreras refleja la preocupación por los trabajadores que han conservado su empleo en medio de la pandemia, pero no por los millones de desempleados e informales que necesitan trabajar.

Una solicitud de esta naturaleza no tiene sentido económico, dice Cabal, sobre todo en la actual situación de pandemia, cuando muchas empresas luchan por sobrevivir, pues no están alcanzando el punto de equilibrio. Y lo que menos necesitan es un incremento excesivo en sus costos laborales, justo cuando sus ingresos cayeron.

Al contrario, cree que si el país no quiere tardar décadas en reducir el desempleo y estimular la contratación de nuevas personas, necesita con urgencia una reforma que flexibilice el mercado laboral.

Las centrales obreras esperan llegar con una propuesta unificada a la mesa de concertación laboral que arranca en unas semanas. Pero su camino no será fácil. En el paro del 21 de octubre los sindicatos confirmaron su rechazo a las reformas laboral, pensional y tributaria, que para expertos y académicos son claves superar la crisis económica y social que deja la pandemia.

Los empresarios se quejan de que las centrales obreras se enfrascan en una agenda política no propositiva, pues de lo que se trata hoy es de responder a los desafíos y la nueva realidad. Como recuerda un documento de la Universidad de los Andes, en 1999, cuando el país vivió su última recesión, el Gobierno decretó un incremento salarial equivalente a la inflación esperada para el cierre del año, es decir 10 por ciento. En ese momento no hubo ambiente para concertar, pero esa experiencia mostró que el mercado laboral no sale de una crisis de inmediato: la tasa de desempleo tardó más de diez años en volver a niveles de un dígito.

Por esto, el documento señala que llegó la hora de lo impensable: “La misma ley contempla provisiones que deberían también permitir un ajuste a la baja en contextos de baja inflación y recesión económica”. Afirma también que ante la alta informalidad y desempleo, el grueso de la fuerza laboral carece de un asiento en la mesa de negociación, pues al final las centrales obreras representan solo a los trabajadores formales del sector público.

El documento de Los Andes afirma que para los informales y los desempleados un elevado nivel del salario mínimo les reduce las opciones de ganarlo.

El salario mínimo rige para casi dos millones de trabajadores y sirve de referencia para el aumento de los sueldos. Pero en realidad muchas empresas privadas aumentan sus salarios en promedio por debajo del mínimo. Human Capital, firma especializada en temas salariales y de compensación, realiza anualmente una amplia encuesta sobre estos temas. Según José Manuel Acosta, su director, el incremento en los dos últimos años estuvo en promedio entre 4,2 y 4,43 por ciento, levemente por encima de la inflación pero por debajo del 6 por ciento que aumentó el mínimo para 2019 y 2020.

La razón: contratar a un empleado cuesta mucho más de lo que al final recibe el trabajador. Por ejemplo, si el salario mínimo este año era de 877.803 pesos (sin auxilio de transporte), al empleador le costaba alrededor de 1,4 millones de pesos. Esto significa casi 1,5 veces más, porque el empleador debe hacer los aportes a pensión, salud, ARL y cajas de compensación del empleado, entre otros factores que algunos piden modificar.

Acosta señala que los datos preliminares de la Encuesta de Salarios y Gestión Humana muestran que el incremento salarial que presupuestan las empresas para 2021 podría estar por el orden de 3 a 3,8 por ciento. Además, no harían todos los incrementos en el primer trimestre, sino más hacia el segundo trimestre o semestre de 2021, según cómo arranque el año. Y no todos los empresarios están dispuestos a aplicar el incremento sobre el pago fijo; muchos buscarán fomentar mecanismos variables basados en los resultados.

Sin duda, la negociación salarial de este año planteará una prueba de fuego. Tendrá que incorporar este año temas como la productividad, la competitividad y el bienestar de toda la población y no limitarse a definir un valor; ni a plantearlo como un juego de suma cero, donde lo que logran unos lo pierden los otros. Esta vez habrá que acordar una verdadera política de empleo en la que ganen todos, incluso los que no participan en la mesa.


Durante la temporada navideña, las empresas de contratación temporal abren convocatorias para contratar empleados para la venta de ropa y accesorios de las principales marcas del país.

Más de la mitad de los trabajadores teme perder el empleo el próximo año, según Foro Económico Mundial


La concertación laboral permite darle una mirada integral al mercado de trabajo y revisar a fondo temas como el salario mínimo diferencial por regiones o sectores, el teletrabajo, las brechas salariales o los pagos por productividad. No es hora de cerrarse a la discusión o plantear propuestas inoportunas y alejadas de la realidad, como que si las empresas no pueden, el Gobierno subsidie el incremento. Al final, esa cuenta la pagan todos los colombianos.

La concertación también será una prueba de fuego para el Gobierno, que enfrenta un ambiente de agitación, descontento y protesta social. El país necesita un liderazgo fuerte y unido para lograr una negociación que arrancó, como en muchos frentes, sin un acuerdo mínimo.

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En Pasto, trabajan para atender afectados por la avalancha en la vía hacia el Putumayo

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Las autoridades están en el lugar de los hechos. Por el momento se espera nuevo reporte sobre el número de damnificados.

Las fuertes lluvias presentadas en la ciudad de Pasto provocaron una emergencia en la tarde de este viernes 7 de marzo, en la que varios vehículos se vieron involucrados cuando se movilizaban por una vía de la zona rural de la capital del departamento de Nariño.

El incidente ocurrió en el kilómetro 12 de la vía que conduce al corregimiento de Encano, donde está ubicada la turística laguna de La Cocha.

En ese lugar se presentó una avalancha de grandes dimensiones, dejando preliminarmente a dos personas desaparecidas.

 

Entre los vehículos afectados hay uno de transporte de pasajeros que se dirigía, precisamente, a la laguna de La Cocha. Las autoridades ya brindan acompañamiento a los damnificados y se espera un nuevo reporte al respecto.

Los integrantes de la Policía Metropolitana de Pasto indicaron que trabajan articuladamente con la Alcaldía de la ciudad para auxiliar a las personas afectadas y dar un reporte oficial de los daños generados durante la emergencia.

“La Policía Nacional junto con la Alcaldía de Pasto brinda acompañamiento y apoyo en la emergencia causada por una avalancha en el kilómetro 12 de la vía al #Encano. Nuestro compromiso es velar por la seguridad y el bienestar de la comunidad”, se lee en un trino publicado en X (antes Twitter).

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Argelia, Cauca: Un Grito de Auxilio Ignorado por el Gobierno Nacional

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En un contexto de violencia desbordada y crisis humanitaria, Argelia, Cauca, se encuentra atrapada en un abandono que clama por justicia.

El gobierno nacional, encabezado por el presidente Gustavo Petro, ha optado por un enfoque militarista que privilegia operaciones como la Operación Perseo sobre la implementación de programas sociales esenciales para la región. Esta decisión no solo perpetúa el sufrimiento de miles de habitantes desplazados y afectados por el conflicto armado, sino que evidencia una negligencia inaceptable hacia una comunidad históricamente marginada. La ausencia de una estrategia integral que combine seguridad con desarrollo social es un fallo que condena a Argelia a un ciclo interminable de desesperanza.

No hay evidencia concreta de que el gobierno nacional haya implementado programas sociales específicos para atender las necesidades más urgentes de Argelia, Cauca. Mientras la región enfrenta problemas estructurales como pobreza extrema, falta de acceso a educación y salud, y un desarrollo rural estancado, las acciones del Estado se limitan a medidas temporales como la distribución de ayuda humanitaria. Si bien esta asistencia es un alivio inmediato, no sustituye la necesidad de iniciativas a largo plazo que fortalezcan el tejido social y económico de la comunidad.

La falta de menciones a programas sociales en comunicaciones oficiales o reportes de medios confiables refuerza la percepción de que Argelia ha sido relegada a un segundo plano en la agenda nacional. La inversión del Ministerio de Cultura en actividades artísticas, aunque destacable, resulta insuficiente frente a la magnitud de la crisis. ¿De qué sirve promover eventos culturales cuando las familias carecen de lo básico para sobrevivir? Esta desconexión entre las prioridades del gobierno y las realidades de la región es un reflejo de la indiferencia que ha caracterizado su respuesta.

n medio de este abandono, los congresistas caucanos han alzado su voz a través de las redes sociales para denunciar la situación y exigir una acción contundente del gobierno nacional. Sus mensajes, cargados de urgencia y frustración, son un eco del dolor de una comunidad que se siente olvidada. Por ejemplo, un usuario en X señaló con indignación la falta de una ayuda integral y la negligencia estatal, instando al presidente Petro a contrarrestar estas críticas con hechos tangibles. Estas publicaciones no solo visibilizan la crisis, sino que también presionan por una respuesta que trascienda la militarización.

Los congresistas caucanos han enfatizado que la paz en Argelia no se conseguirá solo con botas y fusiles. Demandan una estrategia que priorice el desarrollo social mediante programas concretos que aborden la educación, el empleo, la salud y la infraestructura básica. Su respaldo en redes sociales amplifica este grito de auxilio, convirtiéndose en una exigencia de justicia para una región que merece mucho más que promesas vacías. Sin embargo, la tibieza o el silencio de algunos representantes plantea una duda inquietante: ¿realmente defienden los intereses del pueblo caucano?

El gobierno nacional no puede seguir ignorando su responsabilidad con Argelia, Cauca. La implementación de programas sociales no es un lujo ni una opción; es un imperativo moral y una necesidad estratégica para romper el ciclo de violencia que azota la región. Cada día sin una respuesta integral es una oportunidad perdida para construir una paz sostenible y devolver la dignidad a una población que ha soportado décadas de marginación.

Gobierno Nacional condena secuestro de 29 uniformados en el Cauca
La situación en la zona de El Plateado es compleja, debido a que al parecer las disidencias de las Farc estarían presionando a la comunidad para atacar a la fuerza pública.

La comunidad internacional, los medios y la sociedad civil deben unirse a las voces de los congresistas caucanos y mantener la presión sobre el gobierno. Argelia no puede seguir siendo una estadística más en los informes de conflicto; es una comunidad viva que exige ser escuchada y atendida. Es hora de que el Estado pase de las palabras a los hechos y demuestre que la vida de sus habitantes importa.

Esta nota es un llamado a la acción, una denuncia de la inacción y un reconocimiento a quienes, desde las redes sociales y los pasillos del Congreso, luchan por visibilizar una tragedia que no debe ser ignorada. Argelia, Cauca, merece un futuro diferente, y ese futuro comienza con un compromiso real del gobierno nacional.

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Transformando vidas con justicia 💚 El Gobierno del Cambio reafirma su compromiso con el país, logrando avances significativos en la restitución de tierras. 🌍

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